lunes, 1 de diciembre de 2014

TRATAMIENTO DIDÁCTICO DE LA GEOMETRÍA EN INFANTIL


Las matemáticas conforman una de las áreas más importantes del currículo. Esto se debe a la gran importancia que tienen para el ser humano. Están presentes en innumerables momentos de nuestra vida cotidiana: constantemente empleamos los números para medir, organizar, operar con ellos; nos orientamos en el espacio, o vemos una gran variedad de formas allí donde miramos. Esto es sólo una mínima parte de todo aquello que llevamos a cabo a través de las matemáticas, aunque no seamos conscientes de ello.

Desde las primeras edades escolares, los docentes debemos potenciar el gusto de nuestros alumnos por las matemáticas, que tanta mala fama tienen en ocasiones.

La Geometría debe ser aprendida intuitivamente, a partir de la vida cotidiana, ya que la geometría no procede de la nada; surge de todo aquello que nos rodea, y esto es algo que los alumnos deben comprender desde que empiezan a formarse.

Los alumnos de Educación Infantil o de los primeros ciclos de Primaria, no van a centrarse en el análisis complejo de las formas, sino en un análisis que les permitirá comprender realmente la base en la que se asientan los conocimientos posteriores. No se van a realizar tampoco actividades de medida de los objetos, por lo que no es necesario que los objetos que utilicemos para desarrollar actividades geométricas sean, por ejemplo, regulares.

En cualquier etapa educativa, pero más aún en las primeras edades, el proceso de enseñanza-aprendizaje debería comenzar por la manipulación, la exploración, la propia experiencia, para, de forma progresiva y mediante acciones cada vez más autónomas, poder llegar a integrar conocimientos realmente significativos en los niños. Está demostrado que la manera más válida de que un niño aprenda significativamente, es a través de la experiencia, de la propia vivencia de aquello que pretendemos que aprendan. El conocimiento geométrico no se puede adquirir a partir de información que procede de un maestro, sin que los alumnos lo hayan vivenciado primero. Si la mente del alumno no trabaja, y sólo se dedica a recibir información, no podrán tener lugar verdaderos aprendizajes. Para conseguir desarrollar en los alumnos un auténtico conocimiento geométrico, son necesarios tres pasos;

  1. Explorar el espacio: Como ya se ha comentado con anterioridad, los niños necesitan de la experiencia para poder construir aprendizajes reales, que no estén basados solamente en la información que alguien le ofrezca. Desde que nacen, todo lo que aprenden lo hacen a través de la observación del entorno que les rodea. Por ello, es importante que en los centros escolares fomenten esta forma de aprender.
  2. Comparar los elementos observados: Está claro que no podemos quedarnos sólo en la exploración, sin ir a más, ya que, de ser así, no se conseguiría el conocimiento geométrico, porque tampoco inducimos a los niños a razonar. Deben comparar aquello que ven, que manipulan; para poder establecer relaciones. Deben actuar sobre aquello que les ofrecemos.
  3. Expresar verbalmente aquello que han observado y las acciones realizadas para poder interiorizar el conocimiento.

Privar a los alumnos de la propia observación y exploración del mundo que les rodea, implica negarles la auténtica integración de las bases del conocimiento, que les servirán para aprendizajes posteriores a lo largo de su vida. Si falta la base, el resto deja de ser significativo.

En los centros escolares, no podemos cometer el error de ofrecer a los alumnos objetos fríos, que poco tienen que ver, para ellos, con la realidad. Objetos e imágenes que, por sí mismos, no forman parte del entorno de los niños. Somos nosotros los encargados de hacerles comprender la relación que esos objetos guardan con la realidad, por lo que considero conveniente comenzar a trabajar a partir de objetos reales para ir progresivamente aumentando su curiosidad y sus ganas por conocer el mundo. Además, como las figuras planas no existen en la vida real, sino que son caras de los cuerpos tridimensionales, lo ideal sería trabajarlas a partir de éstos, y no por sí solas, ya que partiríamos de conceptos abstractos.

En el área de Comunicación y Representación del Currículum, observamos los siguientes conceptos en lo que se refiere a formas: Formas planas: círculo, cuadrado, rectángulo, triángulo. Cuerpos geométricos: esfera, cubo. Sin embargo, considero que los alumnos de esta etapa, pueden llegar a comprender mucho más.

En muchas ocasiones, el material que ofrecemos a nuestros alumnos para el aprendizaje de ciertos contenidos geométricos, se basa en realidad, en actividades de reconocimiento y discriminación de formas. En la mayoría de casos, se les presentan objetos dibujados o fotografiados que, además, suelen ser casi copias de materiales didácticos, aunque en ocasiones se intenten conectar a la realidad con algún detalle que en general se percibe artificioso (Ej.: dibujo de un cono como si se tratara de un sombrero). Estos dibujos no pueden mostrar más que una representación bidimensional de objetos tridimensionales, por lo que no podemos ver reflejadas todas las características de los objetos, lo que constituye una gran dificultad en el proceso de comprensión de las formas. Es cierto que los estudiantes deben comprender también esa representación bidimensional, pero siempre debe ser trabajada a partir de la realidad, de los objetos tridimensionales, que son los que los rodean, los que pueden ver y tocar cada día.

En los centros escolares, solemos presentar los cuerpos más regulares y siempre, primero en dos, y luego en tres dimensiones. En los centros escolares, la geometría que se imparte (al menos en lo que respecta a la Educación Infantil) ayuda a que los niños puedan llegar a discriminar ciertas figuras planas, y es posible que también algunas tridimensionales como la esfera o el cubo, pero debemos tener en cuenta que posiblemente no estemos ayudándoles mucho a relacionar las matemáticas con la realidad, ni a comprenderlas verdaderamente, si no encuentran esa relación.

 


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