miércoles, 22 de octubre de 2014

SER MAESTRA

Me gusta esta definición que nos proporciona la RAE de "maestra", en la que se me ocurre como una parábola, y dice así: " Hilera de piedras para señalar la superficie que ha de llenar el empedrado". La maestra es como esa hilera que ha de guiar al resto de piedras que en este caso son los niños y niñas, para formar una buena calzada, que es el resultado de la adecuada incorporación de esos niños en la sociedad, con unos valores, respeto hacia los demás, empatía, alegría, etc.
Esta es una profesión, de las más gratificantes que existe, pero sin embargo, es también, de las más incomprendidas e infravaloradas, pienso que por desconocimiento y prejuicios infundados en la sociedad.
Es maravilloso el poder recibir y dar a diario muestras de cariño, que a veces, los adultos hemos de volver a aprender a usarlo, por lo que se demuestra con ello, que no sólo los adultos son ejemplo para los pequeños, sino que de los niños también lo son para los adultos.
Ser maestra, significa tener aún mucho trabajo por hacer, muchos cambios que realizar, desde la propia escuela y docentes, hasta las familias. Donde exista entre otras cosas, comunicación, organización y entendimiento, para que los niños y niñas sean los beneficiados y poder así conseguir una sociedad que reflexiona, tenga capacidad de cuestionar y no sea manipulable.
Por eso, cuando escucho a personas de otras carreras, darles mucho mérito a sus grados y critican despectivamente el magisterio, me doy cuenta del desconocimiento que existe hacia esta profesión, porque esas personas también tienen las puertas abiertas de la Facultad de las Ciencias de la Educación, donde las personas que las llenamos considero que somos gente muy sensibles, muy creativos, y muy inteligentes, porque la nota de corte así lo requiere. Con esto no resto importancia a los demás grados pero si que se reconozca la gran e imprescindible labor de los maestros y maestras.

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